Vulnerabilidad de género
Sheila Fernández Míguez
La
categoría de vulnerabilidad de género, surge de la unión teórica de dos
conceptos que son vulnerabilidad y género. Se trata por tanto de un concepto
complejo, que en las siguientes líneas se aborda a través del trabajo de María
Caterina La Barbera “La vulnerabilidad estructural de género desde la
perspectiva de la interseccionalidad: el régimen español de igualdad de género
como casos ilustrativo”, publicado en el libro Desigualdades complejas e
Interseccionalidad. Una visión crítica. Coordinado por Dolores Morondo,
Cristina de la Cruz y Encarnación La Spina. Publicado en la Editorial Dykinson
2020.
Para
entender que es la vulnerabilidad se debe partir por advertir que su
significado es ambiguo a pesar de formar parte, cada vez de forma más frecuente
de tratados y documentos internacionales.
María Caterina La Barbera |
Cuando se habla de las mujeres como grupo vulnerable,
esto es, de la vulnerabilidad de género, se apunta a las estructuras sociales
‘generizadas’ que causan su marginación, exclusión de la toma de decisión
política y económica, empobrecimiento y falta de protección jurídica. Pero este
punto de partida es conflictivo porque obliga a definir: (1) qué se va a
entender por grupo y el término de comparación; (2) los rasgos del grupo y si
estos rasgos son mutables y (3) la naturaleza del grupo, y si el grupo es o no homogéneo.
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Qué va a entenderse por grupo y el término de
comparación? La definición de grupo para La Barbera es problemática
por dos motivos. El primero por la dificultad de establecer un paradigma de
comparación y el segundo porque implica asumir una homogeneidad interna.
Profundizando un poco más en estas dos problemáticas, se debe señalar, en
primer lugar, que, tradicionalmente se han definido grupos vulnerables
por oposición a un paradigma que se asume como estándar. Dentro de la teoría de
la justicia las mujeres son definida como grupo porque non son hombres, las
personas con discapacidad son grupo porque no poseen las capacidades físicas
que se consideran ‘normales’; las personas negras son definidas como grupo
porque no son blancas; las personas migrantes porque no tienen iguales derechos
que las personas nacionales. Sin embargo, nunca se define a los hombres como
grupo social, las personas blancas nunca son grupo, al igual que aquellas que
son física y mentalmente sanas. Aquí se produce lo que la filósofa y política
feminista Iris Marion Young en 1994 catalogó como paradoja, es necesarios
conceptualizar a las mujeres como grupo para poder abordar las estructuras e
instituciones que de forma sistemática las perjudican, pero este intento por
identificar las características definitivas del grupo terminan por mermar las
políticas feministas porque inevitablemente deja fuera a otras mujeres.
De forma crítica, señala La Barbera que muchas de las
políticas públicas han consistido en añadir mujeres y mezclar (add women and
stir). Tratan de incluir a las mujeres sin realizar previamente un estudio
en profundidad, de cuáles son las estructuras socio-jurídicas que imposibilitan
la equidad en el mercado laboral, las instituciones públicas o la toma de decisiones, deriva en la perpetuación de la inequidad. Un ejemplo de este tipo
de políticas son las cuotas de género, que si bien atacan los síntomas no
logran corregir las causas de la desigualdad y de esta forma terminan por
asumir la ‘debilidad de las mujeres’ y reproducir las vulnerabilidades de
género en la intersección con otras vulnerabilidades
En segundo lugar, en relación a la problemática de la homogeneidad interna, esta lleva a ignorar la existencia de diferencias
significativas de las mujeres. Por ello, en última instancia, la categoría de
‘vulnerabilidad de género’ que identifica el género como única forma de
injusticia hacia las mujeres termina erróneamente por representar la
multiplicidad de posicionamientos sociales de las mujeres como un grupo
coherente, homogéneo y “pre-social” con objetivos comunes. Cuando la realidad
no es esta, ya que una se convierte en mujer dentro de las propias estructuras
En este análisis la interseccionalidad juega un rol fundamental porque ayuda en la tarea de abordar la vulnerabilidad de género junto con otros ejes fundamentales de organización social como la heterosexualidad, la supremacía blanca, el capitalismo y el nacionalismo.
Bibliografía
La Barbera, M. C.
(2020). La vulnerabilidad estructural
de género desde la perspectiva de la interseccionalidad: el régimen español
de igualdad de género como un casos ilustrativo. En D. Morondo, C. de la
Cruz, & E. La Spina, Desigualdades complejas de Interseccionalidad.
Una revisión crítica (págs. 69-88). Editorial Dykinson.