El GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE LA COLONIALIDAD, indican que el concepto de COLONIALIDAD DEL PODER es una propuesta de Aníbal Quijano para denominar al
padrón de dominación global que se constituye como el legado oculto de la
modernidad, es la noción central que entreteje las operaciones epistémicas
anteriores. Noción que permite denominar a la matriz de poder propia de la modernidad,
que impregna desde su fundación cada una de las áreas de la existencia social
humana. La colonialidad del poder se configura con la conquista de América, en
el mismo proceso histórico en el cual se inicia la interconexión mundial
(globalidad) y en que comienza a constituirse el modelo de producción
capitalista. Estos movimientos centrales tienen como secuela principal el
surgimiento de un inédito sistema de dominación y de explotación social, y con
ellos, de un nuevo modelo de conflicto. En este escenario histórico general, la
colonialidad del poder se configura a partir de la conjugación de dos ejes
centrales. Por una parte, la organización de un profundo sistema de dominación
cultural que controlará la producción y reproducción de subjetividades bajo la
guía del eurocentrismo y de la racionalidad moderna, basado en la clasificación
jerárquica de la población mundial. Por otra parte, la
conformación de un sistema de explotación social global que articulará todas
las formas conocidas y vigentes de control del trabajo bajo la exclusiva
hegemonía del capital. En este sentido, la colonialidad del
poder, tal y como ha sido conceptualizada por Aníbal Quijano, es la llave
analítica que permite visualizar el espacio de confluencia entre modernidad y
el capitalismo, y el caos formado por esta asociación estructural. Es precisamente, en ese campo de confluencia y conjunción donde se ven afectados,
de modo heterogéneo pero continuo, todos los ámbitos de la existencia social
tales como la sexualidad, la autoridad colectiva y la “naturaleza”, además por
su puesto del trabajo y la subjetividad.
La estructura colonial de poder produjo las
discriminaciones sociales que posteriormente fueron codificadas como
“raciales”, étnicas, “antropológicas” o nacionales”, según los momentos, los
agentes y las poblaciones implicadas. Esas construcciones intersubjetivas,
producto de la dominación colonial por parte de los europeos, fueron inclusive
asumidas como categorías (de pretensión “científica” y “objetiva”) de
significación ahistórica, es decir como fenómenos naturales y no de la historia
del poder. Dicha estructura de poder, fue y todavía es el marco dentro del cual
operan las otras relaciones sociales, de tipo clasista o estamental. En efecto,
si se observan las líneas principales de la explotación y de la dominación
social a escala global, las líneas matrices del poder mundial, su distribución
de recursos y de trabajo entre la población del mundo, es imposible no ver que
la vasta mayoría de los explotados, de los dominados, de los discriminados, son
exactamente los miembros de las “razas” de las “etnias”, o de las “naciones” en
que fueron categorizadas las poblaciones colonizadas, en el proceso de
formación de ese poder mundial, desde la conquista de América en adelante. (1)
[1] Grupo de estudios sobre colonialidad. (Abril de 2012).
Estudios decoloniales: un panorama general. KULA. Antropólogos del Atlántico
Sur(6), 8-21